El maridaje de los vinos espumosos tiene su ciencia, y por ello existe una rica literatura al respecto (Krug Champagne at the Table, Champagne & Sparkling Wines, etcétera). Pero no hace falta enfrascarse en estas lecturas para formarse una idea de los alimentos que mejor casan con esta bebida. Además, son muchas las pastas, arroces, quesos, carnes blancas y otros ingredientes que se disfrutan más y mejor con una botella de champán.
En primer lugar, las recetas con pollo, pavo y otras carnes blancas pueden acompañarse con un champán clásico o ‘brut’, de característica acidez y sequedad. Para la ternera y otras carnes de caza, la variedad ‘blanc de noirs’ es la más adecuada. Y es que el vino tinto no es el único aliado de los bistecs, chuletones y otros platos basados en carnes rojas.
Aunque pueda sorprender, las notas efervescentes del champán armonizan bien con quesos curados. De hecho, en la Champaña francesa existe un queso de vaca que se elabora con un orificio central, pensado para contener este vino espumoso. Y no son pocos los estuches de regalo que ligan esta bebida con una selección de quesos.
El vino elaborado con el método champenoise es un excelente compañero de arroces y risottos. Respecto a las pastas, las burbujas también son «amigas» de las pastas, en especial de las rellenas, como los ravioles o los sorrentinos. Los pescados poco hechos, como el sushi, son igualmente compatibles con el champán.
En tapas, canapés y otros aperitivos, el champán ofrece su mejor versión, como no podía ser de otra manera. Los postres dulces son más restrictivos y exigen champanes más específicos, como el ‘brut’. Los gourmets más atrevidos pueden maridar el champán con cocinas exóticas. No hay límites al respecto, aunque se aconseja mantener alejadas las burbujas de los platos picantes o demasiado especiados.